Mis perros Rasputín y Trotsky
Me gusta que me recibas saltando
cuando llego cansada a mi casa.
Raspu sentado que de todo pasa
y con su hueso en la boca mirando.
Y cuando vas tras el gato ladrando
pareces un cohete de la NASA.
Y corriendo podrías irte a Lasa
siempre y cuando no te vayas andando.
En cambio a Rasputín no hay quien lo mueva.
Solo si le ofreces un solomillo
conseguirás sacarlo de la cueva.
A ti, Trotsky, te falta un tornillo
Y cuando juegas, por mucho que llueva
no te cansas de hacerte el pillo.